Un reciente estudio sobre frutas y verduras comercializadas en conocidos supermercados de Lima ha revelado una realidad preocupante para la salud de los consumidores. Según los resultados, el 65 % de los productos analizados presentaron residuos de plaguicidas por encima de los límites máximos permitidos por la normativa peruana. Actualidad Ambiental+1
La evaluación incluyó diversos alimentos que forman parte del consumo habitual de las familias: ají amarillo, tomate, cebollita china, pimiento y otras hortalizas. Algunas de las sustancias químicas encontradas son plaguicidas prohibidos como el Carbofurano — vetado en Perú desde el 2022 — y el Clorpirifos — prohibido desde agosto de 2024 por sus efectos neurotóxicos. Actualidad Ambiental+1
Los resultados también señalan que las cadenas de supermercados estudiadas compraban directamente a proveedores que no siempre demostraban un control riguroso de la inocuidad de los alimentos. En varios casos, algunos lotes no contaban con trazabilidad suficiente para confirmar cómo, dónde o con qué agroquímicos fueron tratados los productos. Salud con lupa
El consumo repetido de frutas y verduras con residuos excesivos de plaguicidas representa un riesgo para la salud, especialmente para niños, niñas, mujeres embarazadas y personas con sistemas inmunológicos comprometidos. Estudios nacionales han vinculado la exposición prolongada a estos residuos con alteraciones hormonales, problemas de desarrollo neurológico y daño en órganos como tiroides, hígado o riñón. PUCP+1
Frente a esta situación, se recomienda a los consumidores tomar medidas de precaución:
- Lavar y desinfectar adecuadamente frutas y verduras antes de su consumo.
- Preferir productos con certificación de buenas prácticas agrícolas o trazabilidad visible.
- Variar el tipo de alimentos para reducir la exposición a los mismos tipos de residuos químicos.
Asimismo, el llamado es a las autoridades y a las empresas del sector: reforzar los controles en la cadena de producción, distribución y comercialización de alimentos frescos, asegurar la prohibición de agroquímicos peligrosos y exigir transparencia en los procesos de trazabilidad.
Este hallazgo alerta sobre la necesidad de mayor vigilancia y mejora de las normativas para que los alimentos que llegan a nuestra mesa sean verdaderamente seguros. Como consumidores, tenemos derecho a exigirlo.

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